En este séptimo envío, Camilo (Gabo Correa) decide escaparse del refugio de Elmer (Diego Peretti) e ir a la comisaría para confesar el crimen que cometió y que tanto lo atormenta. Camilo cuenta toda su verdad ante los comisarios y declara haber matado a un hombre. Ellos, al no tener las pruebas del cuerpo, le dicen que no pueden arrestarlo. Camilo se va destrozado y llama a Erika (Nancy Dulpáa) para contarle que su hermano está vivo, pero no puede lograr su propósito ya que es interceptado por tres hombres que lo capturan y lo trasladan a una réplica del viejo laboratorio incendiado de Mortensen (Luis Machín), que él mismo montó en su propia casa...
Por su parte, Branco Morel (Mario Pasik) quiere que Elmer aparezca muerto pero Mortensen insiste en que “a la humanidad le conviene que siga con vida porque es un laboratorio viviente” y, además, tiene intensiones de seguir con la investigación científica. Ahora que Camilo está bajo su poder, el doctor está seguro que Van Hess “dará la cara”. Efectivamente, el teléfono de Mortensen suena y la tétrica voz de Elmer se hace escuchar: quiere que le devuelvan a su hermano. Para tal fin propone un trueque: entregar al empresario Narváez a cambio...
Mortensen acepta. El intercambio se produce en un galpón abandonado. Allí Elmer rescata a Camilo y ambos escapan, cual fugitivos, rápidamente en una motocicleta....pero una lluvia de disparos los acompaña...y una de las balas terminará en el cuerpo del sacerdote....
